Aprovechando la subida a Madrid para ver las exposiciones de Cespedosa y Robert Capa en color, nos mandaron una práctica en la que debíamos usar la profundidad de campo para conseguir Bokeh. Aunque las prisas por llegar de una exposición a la siguiente no nos dejaron disfrutar mucho del paisaje navideño, no solo se puede conseguir bokeh con las miles de luces de navidad que adornaban Madrid. Al salir de la exposición de Juan Manuel Castro Prieto, nos separamos en dos grupos, mientras unos fuimos en metro, los demás decidieron ir andando. Así que mientras esperábamos al segundo grupo frente a la exposición de Robert Capa en color, realice un retrato de mi compañera, Paola, con las luces de los coches que, al fondo, abarrotaban las calles, formando un bokeh un tanto simple. El realizar este disparo no fue, sino por quedarme tranquilo sabiendo que tendría una foto de bokeh guardada ya en la recamara.
Tras visitar la exposición de Capa, tenia un sabor muy amargo, y no por sus obras, sino porque tras admirar la grandeza de sus fotos y ver como era un maestro, no solo del blanco y negro sino también en color. Saber que yo me iba a conformar con una fotografía que realmente no me decía nada, no me hacia sentir nada bien. Así que aprovechando la entrada al mirador, y tras realizar un par de tomas de diferentes compañeros, conseguí algo que sacio mi mal sabor de boca.
Con ese bonito bokeh que dejaba entrever las siluetas de los edificios, me iba a casa contento pero sin ganas de despedirme del paraje nocturno que significa Madrid.
