Historia a partir de una fotografía

Trascurría una noche de otoño en los Montes de Toledo. Una espesa niebla cubría los caminos y la luz de los faroles del carruaje no mejoraba la situación. Los caballos iban ciegos siguiendo las ordenes de su amo. El frío lograba hacer que un hombre robusto, de anchas espaldas y grandes manos se estremeciese.  Entre los árboles el viento susurraba odas a la luna. cuando de pronto un ruido seco, sonó no demasiado lejos, parecía el crujido de una rama al partirse. Pero Kjaerbay continuaba tranquilo con su marcha.

Al llegar a un cruce, Kjaerbay dudó y siguió por la derecha. Cuando se encontraba tranquilo, pensando en el puchero caliente que le esperaba en la mesa, el crujido volvió a sonar, esta vez mucho más cerca y asusto al gran hombre, que después de un pequeño salto en su asiento continuo la marcha tranquilo.

Cuando el ruido volvió a escucharse Kjaerbay tiró de las riendas y el carruaje se freno en seco. Con un estruendoso salto, el tosco hombre bajo del carro y portando un farol se adentro en la bruma hasta que la luz dejo de ser visible para los corceles, que lo esperaron día y noche, pero Kjaerbay no volvió a ser visto nunca más.